Miguel Hvalica - Migrantes en situación de desigualdad por toma de tierras. Efectos o consecuencias en el país por la migración y datos estadísticos de los últimos años en relación con la ocupación y posesión del suelo argentino.

 Por: Miguel Hvalica

El objetivo de este trabajo es demostrar que tan habitado y/o poblado se encontraba el país antes y después de los distintos procesos migratorios externos e internos apoyándonos en los datos estadísticos. De qué manera se posicionó el Estado y los diferentes grupos de clases en relación con la toma de tierras y hábitat estable ante esta problemática.

Una considerable cantidad de migrantes regionales en Buenos Aires padecen formas de déficit habitacional y/o deben recurrir a topologías informales de acceso a las tierras o al suelo, dando cuenta de una configuración urbana excluyente hacia ciertos grupos, y un proceso de vulneración de derechos hacia un amplio sector de los habitantes.

Argentina era el país preferido de los inmigrantes por su increíble densidad y riqueza en tierras, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) tiene una larga historia como ámbito de recepción migratoria: primero de los europeos de fines del siglo XIX y comienzos del XX -cuando el país se convirtió en el destino privilegiado de las oleadas que se aventuraban a cruzar el Atlántico buscando en las Américas mejores condiciones de vida- y luego, en particular desde mediados de siglo, de los nacidos en países limítrofes o vecinos.


 

La migración de personas procedentes de países limítrofes tiene una amplia trayectoria en el territorio argentino, vinculada en un primer momento a movimientos en espacios transfronterizos, y a la provisión de mano de obra agrícola. Pero, a partir de la década de 1960, en un contexto de crisis de las economías regionales y crecimiento de la industrialización en las grandes ciudades, estos flujos comienzan a dirigirse progresivamente hacia el área metropolitana de Buenos Aires, donde los empleos en la construcción, la industria y los servicios estaban mejor remunerados (Balan, 1990, p. 272).

Desde 1970, Buenos Aires y su conurbación se constituyen en el principal ámbito de asentamiento de estas corrientes migratorias regionales, las cuales tendieron a incorporarse en sectores específicos del mercado de trabajo, de baja productividad, como la construcción, el servicio doméstico y las actividades industriales con demanda intensiva de mano de obra (Benencia, 2003, p. 434). En este marco, la ciudad de Buenos Aires en particular se ha erigido como el destino preferido de los inmigrantes recientes, en gran medida vinculado a la mejor accesibilidad a puestos de trabajo y a una amplia oferta de bienes y servicios públicos (Cerruti, 2009).

Según datos de un censo en argentina hace 10 años, la amplia mayoría de la población extrajera en viviendas particulares de la CABA en el 2010 estaba compuesta por personas provenientes de países de la región (71,5%); y en relación con la composición interna del colectivo de “migrantes regionales”, el grupo más numeroso son los oriundos de Paraguay (31%), Bolivia (29%) y, en menor medida, Perú (23%). Las personas provenientes de Uruguay constituyen un 11% de los migrantes de la región, y los brasileros y chilenos, apenas un 3% (figura 1).

Fuente: Elaboración en base a Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC, 2010)

 

En la actualidad, argentina es un país que se encuentra habitado por grupos migrantes, según los últimos datos publicados por INDEC, en Argentina viven 3.856.966 más personas que en 2001, la población nacional está compuesta por 40.117.096 habitantes, un 10,6 % más que en 2001.

20.593.330 son mujeres y 19.523.766 varones, es decir, que cada 100 mujeres hay 94,8 varones.

Por otro lado, en los últimos diez años la Argentina recibió 274.017 extranjeros, la población extranjera, a nivel nacional, está constituida por 1.805.957 personas; 974.261 son mujeres, mientras que 831.696 son varones.

El 77,7% proviene de los países limítrofes y de Perú; la paraguaya es la comunidad mayoritaria con 550.713 integrantes... Según la ONU, 2.212.879 de inmigrantes, lo que supone un 4,97% de la población de Argentina. La inmigración femenina es superior a la masculina, con 1.194.306 mujeres, lo que supone el 53.97% del total de inmigrantes, frente a los 1.018.573 de inmigrantes varones, que son el 46.02%.

Si lo comparamos con el resto de los países vemos que es el 85º país del mundo por porcentaje de inmigración. La inmigración en Argentina procede principalmente de Paraguay, el 31,22%, Bolivia, el 19,27% y Chile, el 9,80%.

En los últimos años, el número de inmigrantes que viven en Argentina ha aumentado en 48.355 personas, un 2,23%.

 

EVOLUCION DE INMIGRACION EN ARGENTINA POR AÑO.

Argentina - Inmigrantes

Fecha

Inmigrantes hombres

Inmigrantes mujeres

Inmigrantes

% Inmigrantes

2019

1.018.573

1.194.306

2.212.879

4,97%

2017

996.316

1.168.208

2.164.524

4,91%

2015

960.310

1.125.992

2.086.302

4,84%

2010

831.696

974.261

1.805.957

4,43%

2005

774.810

898.278

1.673.088

4,34%

2000

717.924

822.295

1.540.219

4,19%

1995

753.027

842.042

1.595.069

4,59%

1990

788.130

861.789

1.649.919

5,07%

El Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010

 

Por otro lado, el crecimiento de población en estas áreas urbanas se convirtió en una preocupación para el Estado, materializándose en la adopción de una serie de leyes que buscaron erradicar las villas de los espacios urbanos a nivel nacional. Así, en 1964 se implementó el “Plan de vivienda para erradicar villas de emergencia” (Ley 16601) y, en la década siguiente, se avanzó con una Ordenanza Municipal en la Ciudad de Buenos Aires: el “Plan Integral de Erradicación de Villas de emergencia y asentamientos poblacionales precarios o transitorios”. Si bien dicho plan fue anunciado públicamente en distintos medios en 1976, la ordenanza que facultaba a la Municipalidad de Buenos Aires para ponerlo en práctica (Ordenanza N.° 33.652) fue sancionada el 13 de julio de 1977, cuando en la ciudad se organizaban los preparativos para el mundial de fútbol previsto para 1978 (Snitcofsky, 2008, p. 5). Fue en este contexto que se avanzó específicamente en un programa de repatriación de migrantes bolivianos que habitaban las villas. Si bien no se puede dar una cifra exacta de la cantidad de bolivianos que residían en esos espacios antes del acuerdo, debido a que fueron censadas en distintos meses y años, se calcula que en este período alrededor del 20% de la población total era de origen boliviano (Mugarza, 1985, p. 100).

Ahora bien, pese a que muchos de quienes vivían en las villas fueron relocalizados y, en el caso de los migrantes, repatriados, la migración boliviana hacia Argentina se mantuvo, convirtiéndose en el segundo origen de la población extranjera residente en el país para el año 2010. Al igual que aquellos migrantes repatriados en la década de los setenta, los bolivianos que arribaron en las décadas siguientes continuaron enfrentando serias dificultades para acceder al mercado inmobiliario formal. Así pues, en las principales ciudades del país, estos migrantes siguieron compelidos a dirigirse hacia villas y asentamientos de la periferia urbana, conjuntamente con personas provenientes de Paraguay y Perú –la primera y tercera corriente migratoria residiendo en el país para el año 2010–.

En tal sentido, podemos observar ciertas continuidades en la mirada desde la cual se concibe la presencia migrante en el espacio urbano: una mirada de tipo coyuntural que asocia diversas problemáticas relacionadas con la ciudad –como la vivienda, el espacio, la inseguridad, la informalidad, entre otras– a los migrantes sudamericanos, sin contemplar la complejidad que estructura las migraciones, tanto internas como internacionales, en materia de acceso al hábitat y la vivienda.

Desde hace algunos años, la relación entre migraciones sudamericanas y acceso a la vivienda ha cobrado un interesante dinamismo en el campo de estudios migratorios local. Una serie de estudios focalizados especialmente en el período de auge neoliberal que se inicia a partir de la década de los noventa, ha mostrado en extenso la gran cantidad de dificultades que las personas provenientes de países como Bolivia, Paraguay y Perú tienen que enfrentar en su acceso a la ciudad (Gago & García Pérez, 2014Gallinati, 2015Magliano, Perissinotti, & Zenklusen, 2014Marcos & Mera, 2018Mera & Vaccotti, 2013Perissinotti, 2016 y 2017aPortes, Roberts, & Grimson, 2008Vaccotti, 2014 y 2017). Estas investigaciones revelaron que una gran proporción de migrantes sudamericanos que viven en las grandes ciudades de Argentina experimentan “formas de inserción habitacional deficitarias, lo que da cuenta de un proceso de vulneración de derechos hacia un amplio sector de la población” (Marcos & Mera, 2018, p. 58). Al hacinamiento, la precariedad de las viviendas y la irregularidad en la tenencia de las tierras en las que viven muchas de estas personas (Mera & Vaccotti, 2013), se les suman otras dificultades relativas a la falta de acceso a servicios básicos como el agua potable, la energía eléctrica y el gas natural.

 

Fuente: Elaboración en base a Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC, 2010)

Fuentes electrónicas:

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-83582018000100053

https://datosmacro.expansion.com/demografia/migracion/inmigracion/argentina

https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel3-Tema-2-18

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?pid=S0250-71612020000200005&script=sci_arttext

 

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